Hoy es uno de esos días, en los que te levantas de la cama después de que el día anterior halla sido un aunténtico desastre, y piensas que el de hoy podría ser mejor. Pones todo tu empeño, toda tu fe, tus ganas de seguir, y sacas tu mejor sonrisa, pero cuando ves que todo sigue igual, que esa persona especial te evita, que vuestras miradas ya no dicen lo mismo, que faltan palabras y gestos cariñosos, que el día a día es monótono y que ya no brilla como antes solía hacerlo, es como si todo se desvaneciera en el aire.
Aunque tú sigas amándole, todo ha cambiado, porque él se olvidó de lo que erais aunque tú nunca vayas a hacerlo. Ves que nada es simple, que nada es fácil, y que sin él no vas a ninguna parte. Que te cuesta respirar y seguir adelante con la cabeza bien alta sin que puedas llegar a mirar atrás.
Y entonces, es cuando te paras a pensar: "¿Y qué cojones hago aquí?"
Entonces, verdaderamente, sabes que tienes que marcharte, sabes que nadie te necesita.
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