Flag Counter.

lunes, 28 de mayo de 2012

Goodbye, Miss Independent.


Siempre me había considerado una chica independiente, solitaria, incluso fría. Nunca había necesitado a nadie conmigo, siempre me había bastado conmigo misma. Anteponía mi orgullo contra cualquier cosa o persona del mundo. Me quería a mí, a mí y solamente a mí. ¿Para qué iba yo querer depender de alguien ni de algo? No lo necesitaba.
Un día, todo cambió. De repente apareció él. ¿Y sabéis que pasó? Sí, me volví débil. Tan sumamente dependiente de él que ya no podía vivir para nada que no fuera él. Le AMABA, más que a nada en el mundo. Todo lo di por él, y aseguro que no me arrepiento de nada. Tras tenerle, y de cierto modo perderle, quedé tan sumamente lastimada que me prometí a mí misma volver a ser la de antes y no volver a amar a nadie más. 
Salí adelante, poco a poco, tal y como yo misma pude, intentando no mirar atrás.  Y tiempo después, tras pelearme con él, me decía a mí misma “Ey pequeña, eres fuerte,  tu orgullo va primero, ¿recuerdas? Mantén la cabeza bien alta.” Y tras decirme aquello, noté como algo fallaba, sentí como si algo en mi interior se quebrase en mil pedazos, como si mi mismísimo corazón se hubiese hecho añicos dentro de mi pecho.  Entonces, todos los sentimientos salieron a flor de piel; Todos los intentos de estos meses por volver a ser la misma chica de antes, habían sido fallidos. Yo le necesitaba, y a la mierda el orgullo. Yo seguía amándole, y algo en el fondo de mi alma me gritaba a pleno pulmón que lo seguiría haciendo hasta que mi corazón dejase de latir. Tenía la herida de todo aquel desamor abierta de par en par. 




Todos esos meses anteriores solo me habían servido para cubrirla de falso orgullo y de fuerzas que resultaron ser tan débiles como una pompa de jabón. ¿Qué había pasado con la señorita Independiente? Nadie lo sabe, nadie lo supo, nadie lo sabrá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario